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TANIA
mATUS

Managua, Nicaragua

Desde el primer encuentro con el solar, se hizo patente la necesidad de preservar no sólo los árboles sino también el microclima ambiental y anímico del lugar. El hospital se transforma en un vestíbulo entre la ciudad y lo rural; el verde y el gris; la curva y la recta. Preservar y convivir: permitir que la cura venga también de afuera del hospital. El proyecto se coloca con la menor huella posible, elevándose y adaptándose a la topografía, dejando espacios exteriores respirables, libres, un connubio con la naturaleza. La plaza es el umbral de ambos mundos. Curar desde la llegada. Auxiliarnos desde la naturaleza.